martes, 21 de febrero de 2012

Saudade

Como un sabio radiante de ignorancia,
el despertar brillante de las sabanas
y el desayuno tranquilo de los domingos
se convierten en un congratulado estimulo.

Saudade* de pasos,
de murmullo de voces
y el aliento de un suspiro que se escapa en el aire.

Abrir el periódico
y leer de lluvias que trajeron tempestades.
Abrigar furia
y sentir un látigo arrepentido de existir,
poseído, mugriento,
refugiado en las vísceras de las entrañas.

Y Volver,
volver a ti,
al olor inconfundible del amor,
de mi amor,
del amor que gobierna mi corazón.
Del que apacigua mi ánimo
y me refugia de mis miedos.

El domingo pasa así.
Pensando en que todo está perdido
y en que tu existes.

Julio Meneses

*Saudade "bien que se padece y mal que se disfruta".


Acabo de encontrar un anuncio de uno de 
mis compañeros de viaje por Málaga.
Yo fui el crazy taxi driver de Tommy Sandoval, 
y puedo adjetivar este truco como un swich ollie saudade,
con unas cuantas caídas antes de poder difrutarlo.


 
Saudade como adjetivo para el monopatín, 
no tiene ni ton ni son, pero a veces -o muchas- 
quiero creerme mis invenciones mentales.

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