viernes, 16 de enero de 2015

Cuento de una piedra azul


Escribiré en tu abanico:
Te quiero para olvidarte, 
para quererte te olvido.

(...)
Todo amor es fantasía:
él inventa el año, el día, 
la hora y su melodía, 
inventa el amante y, más, 
la amada. No prueba nada
contra el amor que la amada
no haya existido jamás...


Las enseñanzas de Juan de Mairena*. 1936.
Antonio Machado

Ágata la piedra que patino 
photo by@ederallendephoto



Erase una vez Ágata que estaba llena de ansias por sentir 

y se desvanecía entre hojas caídas y espumas de sal.

El cansancio empezó hacer mella sobre ella y las cosas fingidas
cayeron como flores marchitas. Como decía el maestro* el amor es
 imaginado y el amante fantasea con lo amado.

Pasó el tiempo, y no se repitieron aquellos fogonazos que la deslumbraban
 de vez en cuando. En cambio encontró un faro en el norte, de luz tenue 
pero continua que iluminaba las curvas de su sendero. Con la paz de ir
 por el camino correcto, la duda ya no la incomodaba y se volvió a preguntar: 
¿Qué es el Amor?  
¿Sentir tus curvas o las de mi vida? -se respondió al instante.
Sonrió y pensó - La incertidumbre, mi pasión.

Cuento de una piedra azul.



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