miércoles, 13 de febrero de 2013

a Ella, mi compañera de viaje


Shirimiri

Llueve y llueve.
¡Qué delicia sentirse en lo fluyente,
ser un hombre corriente -

Llueve: Fiel definición
de lo que empieza y no acaba,
divinamente sin yo.

Llueve y llueve, y llueve. Llueve,
llueve con constancia, ¡amor
de lo que siempre vuelve!

Llueve largo. Llueve lento.
Llueve muy, muy despacito.
¿Será Dios el que se anuncia?, ¡ay, tan lejos!

Llueve y llueve. Nada pasa.
Es decir, pasa la nada.
Llueve tan, tan de verdad, que se descansa.

Llueve sin más. Llueve tonto.
¡Mal tiempo! dice la gente que vino a veranear.
¡Ay qué buen tiempo sin tiempo!, digo yo.

Con boina y con gabardina,
recorro el Paseo Nuevo,
vivo en lo gris y respiro. ¡Qué bien huele el mar abierto!

Mojado, llego hasta el Puerto
y me meto por Lo Viejo.
¡Cómo me sabe el buen vino de los cálidos pellejos!

Llueve y llueve. ¡Que se vayan
los hambrientos de una luz que al recortar fija y mata!
En mi país, todo es magia.


Gabriel Celaya. 
El silencio Vasco -Antología-
Ed. de Jon Jauristi. 2011


Escondidos en el cuchitril
todo fue magia
Amantes de alcoba donde
todo es sentir

Estoy empapado y no de ti,
sino de la lluvia que llegó
 tras tu adiós.
Todo es sonreír bajo de ti.


"Llueve sin más, llueve tonto", Celaya describió a la perfección
 el caminar bajo el  txirimiri -que no moja pero empapa.- 
Con poco patín por culpa de mi incansable compañera,
 es tiempo de sonreír y de recuerdos:


—¡arrayuá!— 
hay que estar firmes - siempre firmes - Pio Baroja 

En el libro de Celaya ha aparecido esta palabreja, que durante estos tres últimos años

 he gritado más de una vez, medio en broma medio en serio, sin saber bien que 
significaba. Me la enseñaron unos "marineros" Vascos y la gritaban entre risas cuando
 aparecía la serie en V-V-F (una ola de las Landas) y entonces es cuando ya no puedes
 dudar o remas o te rema. Así que es tiempo de arrayuá -decidido y sin mirar atrás-. 

a Ionpa y Larrako


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